jueves, 25 de mayo de 2017

El caso de la Señora Amelia


El caso de la Señora Amelia:

       La señora Amelia vivía en Londres, en un barrio cerca del centro de la ciudad, con muchos edificios cerca, que hacían que se formen callejones largos y oscuros, que con la humedad y la niebla que hay allí cuando anochece parecen agujeros negros que pareciera que podrían tragar a una persona.
       La señora Amelia era una mujer de unos 70 años, era de muy buen carácter, solamente se ponía de muy mal humor cuando discutía con sus amigas de los fenómenos sobrenaturales. Sus amigas eran fanáticas de estos temas y cuando salían estos temas terminaban en grandes discusiones.  Amelia las quería mucho ya que ellas eran su única familia. Amelia no se caso ni tuvo hijos.
       Sus amigas siempre decían que en la tierra había lugares en donde la gente podía desaparecer y aparecer en otro lugar y que nunca le habían encontrado una explicación.
       Cada vez que bajaba del colectivo de noche cuando volvía de la cafetería donde se encontraba con sus amigas los días lunes, pasaba por el borde de un  callejón muy cerca de su casa y siempre escuchaba voces y risas y muchas veces decían su nombre. Esa situación la ponía nerviosa.
Un lunes que había mucha niebla bajo del colectivo como siempre y escuchó las voces desde dentro del callejón pero la neblina era tan grande que parecía que se la llevaba, ella se había quedado parada escuchando esas voces.
       Después de ese día nadie más volvió a verla. Sus amigas la buscaron y hasta contrataron un detective. Un señor había contado que la había visto parada mirando esa niebla y que después no volvió a verla más.
       Nunca se supo que fue lo que pasó.

lunes, 10 de abril de 2017

Crónica

29 de Marzo de 2017

Amor a la mexicana 

Un hombre recibió una denuncia de su vecina, por destrozar el balcón al tratar de demostrarle sus sentimientos.

El amor nos hace cometer locuras . Es la única explicación para el raro hecho  que cometió este señor en nombre del amor, que terminó con una denuncia en su contra realizada por la vecina.

Sucedió ayer en el barrio de Palermo. Era una noche tranquila hasta que música, guitarras y ruidos despertaron a todos los vecinos de la cuadra. “Me desperté por los gritos, pensé que estaban matando a un perro.”, contó un vecino. 
¿Qué fue lo que pasó? Franco Niveo, un hombre de 30 años, veterinario, intentó conquistar (otra vez, porque según cuentan en el barrio trató sin éxito en el pasado) a su vecina, Romina Gelatto. Esta vez se jugó todas las cartas por su amor: ¡le pagó a un grupo de mariachis para cantarle una sonata en mitad de la noche!

Para muchos, y sobre todo para los dormilones, eso era suficiente para llamar a la policía. Pero el hecho se fue complicando cada vez más. Desesperado, Niveo no se iba a rendir tan fácilmente. Cercano a las tres de la madrugada, Romina seguía sin dar señales de querer salir. Entonces, Franco hizo subir a todos los mariachis
Así quedaba el balcón luego de la serenata. 
al balcón, para que su amada Romina escuchara más fuerte su canción de amor. Pero el que se asomó por la ventana ¡fue el novio de Romina! Se armó un buen lío y, como es de esperar, en un balcón tan chico algunos sobraban. Los mariachis empezaron a bajar tan rápido como el correcaminos, pero no hubo suficiente tiempo: el viejo balcón se empezó a romper por el peso de tantas personas. Para cuando se dieron cuenta, los mariachis, Franco, el canario y la tortuga de Romina, cayeron al piso. 

“Este pibe no aprende más. ¡Miren el desastre que hizo! Esto lo va a tener que pagar todo.”, gritaba una amiga de Romina que vive en la misma cuadra. “Y encima, nos despertó a todos para nada, porque ella no va a dejar al bombón de su novio por este tonto”, agregó de manera confidencial. 

Por suerte, no hubo que lamentar mayores complicaciones, nadie salió lastimado, aunque hubo muchas toneladas de vergüenza. Ahora, Franco sufrió una doble derrota: la denuncia presentada por Romina tanto por los destrozos del balcón como por los daños sentimentales con su canario Lulú y su tortuga Mumi; y, además, su corazón roto después de tremendo desplante. Aunque fuentes muy cercanas a él, nos informaron que seguirá insistiendo por este amor que le hace cometer semejantes delirios.